Con la ayuda de la psicóloga, Verónica Santiso, también responsable de la Defensa de Derechos y Buenas Prácticas de Autismo España, repasamos algunos de los más habituales que se oyen y leen por ahí.
1. Los niños con tea no quieren comunicarse. Es cierto que pueden tener algunas alteraciones de las habilidades a la hora de comunicarse, pero sí tienen la intención para hacerlo. Quizá no lo hacen todos de la misma forma; en ocasiones, la dificultad podría estar en la reciprocidad o en la comunicación no verbal.
2. No les gusta relacionarse. Es cierto que pueden tener algunas alteraciones de las habilidades a la hora de comunicarse, pero sí tienen la intención para hacerlo. Quizá no lo hacen todos de la misma forma; en ocasiones, la dificultad podría estar en la reciprocidad o en la comunicación no verbal.
3. Son obsesivos. Una característica de los niños con tea es que hay un pensamiento muy lógico y un repertorio limitado de intereses. Tienen temas específicos de interés, que quieren contarle al resto y, a veces, pueden resultar insistentes. “Pero si le damos la vuelta, si esas características las potenciamos y trabajamos en positivo, descubriremos en ellos personas apasionadas y conocedoras de su tema”, explica Verónica. En lugar de pensar que son reiterativos, podemos pensar en que es un niño con una gran motivación y quizá consigue ser un experto. “En muchas ocasiones estamos perdiendo fortalezas a nivel de sociedad y solo vemos las dificultades. Los niños (y adultos) se conforman de sus fortalezas, no de sus dificultades”.
4. No sienten ni padecen. Es cruel pensarlo siquiera. Los niños con autismo tienen dificultades para detectar las emociones y los pensamientos de los demás, en una conversación. A este análisis se lo denomina teoría de la mente y es un mecanismo automático en las personas sin TEA. Consiste en interpretar los gestos y las expresiones del rostro del receptor. En el caso de los niños con autismo, este análisis les resulta difícil, por lo que aún más lo será reconducirla si la reacción del otro no es positiva.
5. No tienen filtro Y ¿por qué eso es malo? Si la sinceridad es un valor positivo, ¿por qué nos comportamos lo vemos como algo negativo de los niños con TEA? Efectivamente, un rasgo de los niños con TEA es decir lo que piensan tal cual lo sienten, sin mala intención. Es la característica que ha movido la campaña, porque forma parte de esa sinceridad que nos gusta, pero que no sabemos/podemos/queremos oír.